El Real Madrid está cerca de recoger los frutos de su buena planificación deportiva. El conjunto blanco lleva años peinando el mercado para hacerse con las grandes promesas del futuro y los resultados no pueden estar siendo mejores. Prueba de ello es Eduardo Camavinga. El francés ha cumplido con todas las expectativas en su primer año como madridista. En las últimas horas del mercado de 2021, el club anunciaba por sorpresa su fichaje. Su llegada era clave de cara a la renovación del veterano centro del campo y no tardó en demostrar su potencial en el Bernabéu. Algo que hoy por hoy está más que comprobado y que, de hecho, le llevará a convertirse el próximo 15 de octubre en Golden Boy.
Camavinga es el favorito en todas las quinielas para ser elegido como el mejor jugador joven del año. Un premio que fue en su momento entregado a jugadores como Rooney, Messi, Mbappé, Haaland o Pedri y que recogerá próximamente el madridista. Será la primera vez que un jugador del Real Madrid lo gana desde que se comenzara a entregar en 2003, puesto que Isco lo ganó en 2012, pero aún era jugador del Málaga y a Vinicius y Rodrygo se les escapó en 2020.
El galo se lo ha ganado a pulso. El pasado 31 de agosto de 2021 el conjunto blanco anunciaba por sorpresa la llegada de Camavinga. Su fichaje fue una bomba por lo inesperado, puesto que el club estaba inmerso en la negociación por Mbappé en el momento de su anuncio, y también por el golpe que le daba al PSG, que era el gran aspirante a hacerse con sus servicios. En sólo una temporada, demostró que el club no se equivocó para nada con su contratación.
Ya había demostrado ser un gran jugador en el Rennes y en el Bernabéu terminó de confirmarlo. La directiva había fichado a un jugador con potencial para ser uno de los mejores del mundo en su puesto y tardó sólo unos meses en dejarlo claro. Le costó entrar en la dinámica del equipo, pero acabó demostrando que su presencia en la plantilla era más que fundamental. Su físico, su despliegue y su técnica fueron claves para que los de Ancelotti alcanzaran la final de la Champions y terminaran llevándose la Decimocuarta en París.
Con el triunfo blanco, Camavinga se convertía en campeón de Europa con apenas 19 años y en uno de los líderes de una generación. La gran temporada que terminó cuajando le ha hecho ganarse el distintivo de ser la mejor promesa del fútbol europeo y, por tanto, el claro ganador del Golden Boy, que reconoce al mejor jugador menor de 21 años. Algo que hasta el momento no ha sucedido nunca con un jugador del conjunto blanco.
Un futuro brillante
El futuro que le espera a Eduardo Camavinga en el Real Madrid es brillante y en el curso que acaba de empezar tendrá aún más oportunidades para seguir dejando pruebas de ello. La salida de Casemiro deja el centro del campo madridista cojo, pero Ancelotti ya ha dejado claro que confía tanto en Tchouaméni como en él para relevar al brasileño. Sus oportunidades serán aún mayores que la pasada temporada y, por el momento, ha tenido minutos en todos los encuentros disputados por los blancos en lo que va de temporada, en dos de ellos siendo de la partida en la medular.
Su explosión en el conjunto blanco puede llevarle a cumplir uno de sus sueños, que no es otro que el de estar en el Mundial 2022. Para cuando se dispute, ya será de forma oficial considerado el mejor futbolista de Europa, pero la llave la sigue teniendo Deschamps. Al contrario que a Tchouaméni –que es un fijo– todavía no le ha dado la oportunidad y sólo ha sido convocado en dos ocasiones con la absoluta francesa. Es aún su asignatura pendiente y, de cara a Qatar, su situación pueden cambiar. Lo que parece claro es que durante la próxima década serán los dos madridistas quienes guíen a la vigente campeona del mundo en el centro del campo.